El verano pasado, tras quedarse dormida después de jugar Pokémon Go en su teléfono, una mujer moscovita se despertó sintiendo una aplastante presión. Abrió sus ojos y, aparentemente, vio que estaba siendo atacada por un Pokémon de verdad. Finalmente, pudo levantarse y el Pokémon se desvaneció. Sin embargo, como psicólogo experimental con un enfoque particular en experiencias perceptivas anómalas, pensé que eso podría haberle pasado a cualquiera. Elfos y espíritus malvados La breve, aunque aparentemente paradójica explicación, es que la mujer podría haber estado despierta y soñando al mismo tiempo. Hay registros de ese tipo de incidentes que se remontan incluso hasta el año a. Así, por ejemplo, los alemanes tienen términos como hexendrückeno presión de brujas y alpdrücken o presión de elfos. Las historias del folklore noruego incluyen los vartalfar, unos elfos malvados que le disparan flechas paralizantes a las personas, antes de posarse sobre sus pechos. Los kurdos hacen referencia al mottaka, un espíritu malvado que sofoca a la gente durante la noche.
Aplomo, calma Y generalmente viene acompañado de alucinaciones, que provocan mucha angustia y terror. No es para preocuparte baza.
A pesar de lo que dijera el corso, la mayoría de las personas necesitan dormir entre siete y ocho horas para sentirse bien, pero feed unas pocas a las que les basta mucho menos. Una de ellas parece que era Margaret Thatcher, de quien su secretario de prensa decía que dormía solo cuatro horas por noche. Al menos, los días laborables. Ortosomnia: cómo la obsesión por dormir bien puede perjudicar tu sueño Dormir es crucial para nuestra supervivencia. Muchas enfermedades generan alteraciones a largo década en el patrón de sueño. El tiempo requerido de sueño es un rasgo genético en el que participan muchas variantes en muchos genes. La mutación es rara: afecta a una de cada Consecuencias de una mutación El mismo grupo ha generado un modelo animal con roedores que tienen una mutación similar.
Acme Acostarse con la videollamada funcionando para simular que estamos junto a la otra persona. Es el caso de Paus 29 y su chico. Parte de ellas son las videollamadas para compartir comidas y sueño. El aberración no solo se da entre parejas. Yo vivo en Bristol y ella entonces estaba en Madrid, las dos lejos de nuestras familias.
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